El viernes ha comenzado más que agitado en el fútbol peruano. Universitario de Deportes, campeón nacional y uno de los dos equipos más populares del país, ha sido desprogramado por la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP) para jugar este fin de semana su partido correspondiente al Torneo Descentralizado frente a Total Chalaco. ¿La razón? Rehusarse a lucir en su camiseta el logotipo de Lan Perú, línea aérea oficial del certamen, por haber firmado de modo particular un contrato con Star Perú.
El problema se ha producido aún cuando Lan, a través de voceros oficiales, deslizó públicamente que no tendría problemas con que Universitario se abstuviera de participar del convenio firmado con la ADFP, ya que su prioridad era seguir contribuyendo de alguna forma a la realización del campeonato. Pero la ADFP ha actuado de oficio en asamblea ya que considera que aceptar la posición de la "U" significaría sentar un precedente de desacato que perjudicaría futuras negociaciones de convenios colectivos.
Las repercusiones deportivas del tema son enormes dada la importancia para el sistema del club implicado. Incluso podrían llegar, en un caso extremo y difícil de creer dable, a que la "U" sea declarada -a pedido de los rivales de turno- perdedora por walk over de los partidos en los que no se la programe, y que al sumar dos de ellos, descienda automáticamente a Segunda División, tal como lo mandan las bases del torneo. Pero acá conviene analizar más bien las implicancias comerciales del tema y cuáles son las lógicas que asisten a las partes involucradas.
* La "U" tiene derecho de firmar un contrato privado con quien le plazca. Como cualquier institución, Universitario tiene derecho de establecer los convenios comerciales que mejor convengan a sus intereses. Pero a la vez, como cualquier firmante de un contrato, está en obligación de estar en condiciones de cumplir con la otra parte, en este caso Star Perú. Esto es, no puede simultáneamente someterse a obligaciones con terceros que pongan en riesgo el cumplimiento de lo que ha firmado de modo previo.
* La ADFP tiene derecho de exigir que Universitario vista el logo de Lan. Una institución que organiza un campeonato somete a los participantes de éste -sea un Interempresas o un torneo internacional- a un conjunto de reglas a las cuales deben allanarse los interesados en competir. Si una de esas normas es que existe una línea aérea que transporta a todos los participantes cuyo logo debe emplearse en las camisetas respectivas, el que participe tiene que cumplir ese requisito. Si, como en el caso de Universitario, ocurre que el participante tiene una obligación privada con un tercero que impide cumplir con el requisito, hay dos caminos para ese club: o rescinde el contrato que le genera el impedimento o, en respeto a ese contrato, se abstiene de participar en el torneo que le exige un requisito que no está en capacidad de cumplir. Ciertamente, en el caso de Universitario existe el agravante de que el contrato con Star Perú ha sido firmado cuando el equipo ya está participando en el torneo que le exige el requisito -y por tanto, se presume, es conocedor de él-, lo cual le quita piso a su posición.
* No es el primer caso de este tipo en el fútbol peruano. El año pasado, Deportivo Municipal tuvo un problema parecido en el torneo de Segunda División al tener firmado, desde el 2007 -año en el que jugaba en Primera División-, un contrato particular con DirecTV para la televisación de sus partidos. Ocurría que la Asociación de Segunda División tiene un contrato particular con Cable Mágico vigente hasta el año 2010, por el cual, según las bases del torneo, es la empresa de cable de Telefónica la única que puede televisar partidos del certamen. A diferencia de lo que ahora ha ocurrido con Universitario, Municipal llegó al torneo de Segunda División -tras descender desde Primera- con posterioridad a la firma de su contrato con DirecTV, por lo que podía esgrimir estar impedido por el sistema de cumplir su obligación privada y no -como ha hecho la "U"- estarlo desafiando con un contrato posterior. Pero aun en ese caso, prima la lógica inicial: si una institución no está en condiciones de cumplir con los requisitos de un torneo, no puede participar en él.
* Visto lo anterior, ¿a los clubes peruanos les conviene firmar contratos en paquete? En la mayoría de casos, sí. Un tema como el transporte aéreo, por ejemplo, es neurálgico para el desarrollo del campeonato local dada la complicadísima geografía del país. Buena parte de la crisis actual del fútbol peruano tiene que ver con la oscura época comprendida entre 1984 y 1991 cuando, por efecto de la crisis económica que golpeó al país, el campeonato de Primera División debió dejar de ser descentralizado en su mayor parte para admitir una enrevesada serie de torneos regionales, debido a que los clubes no tenían dinero para financiar su transporte a ciudades lejanas. El zafarrancho fue tal que se llegó a tener 44 equipos en Primera División (la recomendación de FIFA va de 16 a 20). Cuando en 1992 se reformó el sistema para reducir el número de clubes a 16, la condición principalísima fue contar con el respaldo de una línea aérea que, con la compensación de lucir su logo en la espalda de la camiseta de todos los equipos, otorgara pasajes para los viajes de los participantes. Aquella vez fue Faucett, y desde entonces hasta ahora han pasado Aeroperú, TANS Perú, AeroContinente y ahora Lan; todos bajo la modalidad de exigir exclusividad. Léalo bien: el fútbol peruano, sin aviones de por medio, simplemente no puede jugarse.
* ¿Los clubes peruanos pueden firmar contratos en paquete? No, o al menos no deberían poder. Y no por un tema de reparto inequitativo de beneficios, como se suele esgrimir cuando se dice que Universitario o Alianza Lima no podrían recibir la misma proporción de una torta que Alianza Atlético Sullana o Inti Gas de Ayacucho -esto sería salvable con un esquema de meritocracia basado en el récord histórico de los clubes, por ejemplo-. Más bien el tema pasa por que la mala organización de los torneos de fútbol en el país genera barreras estructurales a los contratos en paquete. El caso de Municipal así lo ilustra: pasó de Primera División, donde la ADFP -a diferencia de lo que ocurre con el tema de la línea aérea- no impone restricciones respecto de la comercialización de los contratos televisivos de los clubes, a Segunda División, donde la Asociación correspondiente sí las impone. Pero esta Asociación de Segunda, al firmar en el 2006 un contrato con Cable Mágico con vigencia hasta el 2010, no previno que en el 2007, en el 2008 y en el 2009 llegarían a su seno nuevos clubes (tanto descendentes de Primera como ascendentes de la Copa Perú) que no participaron de la firma del contrato original. Algo parecido ocurre en la ADFP, que anualmente recibe un equipo nuevo procedente de Segunda y otro procedente de la Copa Perú.
* ¿Hay solución a esta traba? Una primera, simplista, sería que los contratos firmados por las asociaciones no tuvieran mayor duración a un año, dado que los clubes participantes en cada temporada van a renovarse en ese periodo. Pero ese sería un plazo excesivamente corto e inaceptable por una empresa seria que pretenda iniciar una relación comercial de largo plazo. En realidad, pues, es la organización del fútbol peruano la que tendría que cambiar para adaptarse a las exigencias comerciales y no manejar asociaciones diferentes, desvinculadas entre sí, en los distintos niveles. La Asociación del Fútbol Argentino, por ejemplo, negocia la televisación de su fútbol en paquete porque los clubes de todas las categorías, desde la Primera A hasta la Primera D, están en su seno; en el Perú, su equivalente, la Federación Peruana de Fútbol, no organiza el torneo de Primera División (regentado por la ADFP) ni el de Segunda División (regentado por la Asociación de esta categoría), y sólo supervisa la Copa Perú, torneo sui generis de más de 21 mil clubes participantes que se rigen a su vez por las normas de cada una de sus ligas departamentales, provinciales y distritales. Y como unos pisos del sistema intercambian anualmente habitantes con los otros, es inviable que se firmen contratos de largo plazo mientras no exista un único ente que rija a todos.
En resumen: la “U” tiene derecho, pero la ADFP tiene razón al inhabilitarlo. Y a los clubes de un fútbol institucionalmente débil les conviene agruparse para firmar contratos que les sean más ventajosos, pero a la vez no deben hacerlo pese a que formalmente pueden. ¿Entendió? Es por trabalenguas como éstos, más que por la decisión errada de algún director técnico, que el Perú no juega un Mundial hace ya 28 años.
Fuente: Semana Economica
Fuente: Semana Economica
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