Por: Renzo Massari
EEUU y su crisis fiscal:
Encontré un artículo de Donald Marron en National Affairs este par de gráficos que ayudan a poner las cosas en perspectiva. Su fuente es la Office of Management and Budget, que es algo así como la CBO, pero desde dentro de la Casa Blanca, cosa que no los podemos acusar de tendenciosos hacia lo pesimista.
A tener en cuenta: 1950 es sólo unos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, lo cual explica en parte déficit relativamente bajos y una acumulación previa de deuda mayor a lo que sería normal para el país.
El déficit:
Lo que llama la atención:
1. Ya terminada la crisis actual, digamos que este año o el próximo, los déficit siguen extraordinariamente altos para el nivel estadounidense (aproximadamente 5% del PBI) y, lo más preocupante, sostenidos. Estamos viendo, pues, el nuevo nivel de déficit estructural (promedio del ciclo económico): ¡5%!
2. Sólo en algunos años de la década de los ochenta, en plena guerra fría, se llegó a ese nivel.
3. Ojo: sí se le acercó en un momento en los noventa, pero antes de llegar a este nivel, Bush senior se vio obligado a dar marcha atrás respecto de su eslogan electoral de “no new taxes” y, en su lugar, subir impuestos. Por un lado, contribuyó a solucionar el problema fiscal de EEUU… hasta que su hijo tomara las riendas; por otro, cimentó su propia derrota electoral ante Clinton mientras sentaba las bases para unos años de superávit durante el gobierno de éste, superávit por el que Clinton ahora es famoso. ¡Ah, el cinismo del ciclo electoral!
4. Aunque me cuesta decirlo, Bush junior no la hizo tan mal tampoco, al menos si no separamos el efecto de la burbuja: sus reducciones de impuestos regresaron las cuentas a deficitarias, cierto, pero los niveles “altos” (3%) sólo duraron un par de años antes de comenzar a caer. Desgraciadamente, esa caída podría haberse debido a la burbuja (mayor recaudación, menores gastos por desempleo y pobreza), pero el veredicto todavía no está dado.
5. Si bien podemos discutir que una crisis de la magnitud de la actual / de la que estamos saliendo ameritó un gasto fiscal extraordinario… no es posible defender que el déficit no caiga por debajo del 5% del PBI una vez pasada la tormenta.
6. Y no, no es porque de golpe se nos viene encima el tema de los costos de salud, contrario a lo que los ayayeros del déficit, tipo Krugman y DeLong, chillan. Ciertamente, ese aumento será mucho más importante, pero será paulatino. El salto de dos o tres, si no más, puntos porcentuales del déficit respecto del PBI es por una agenda de expansión estructural del gobierno federal.
7. No digo que esa expansión estructural del gobierno federal sea buena o mala (e.j. de buena: si son inversiones en infraestructura con altas externalidades positivas, etc), pero sí es necesario hacer notar que era la agenda política “liberal” (en el sentido americano… digamos que social demócrata) de Obama desde un inicio. Y la ha logrado pasar… en parte, gracias a la crisis, que le permitió empaquetar todo dentro de lo que vendía como un plan de estímulo.
8. Lo malo es que, en buena parte por eso, terminamos con un caso de “ni chicha ni limonada”: demasiado de estructural para un paquete de estímulo, demasiado de gasto corriente y coyuntural para un programa de reforma de la función pública. Ni parece haber ayudado tremendamente en la crisis, ni parece ser la mejor forma de aumentar los problemas de largo plazo.
9. Lo que se nos viene: un aumento en los impuestos. Según el Tax Policy Center (del Brookings Institution, un think tank bien liberal (sí, a la americana)) , para bajar el déficit a 3% del PBI se necesitaría aumentar los impuestos en 40%, lo que significaría que la tasa más baja del impuesto a la renta pasaría de 10% a 14% y la más alta de 35% a 48% (si se limitara el aumento al decil superior, tendría que aumentar de veintialgo por ciento a más de 75%).
10. Eso es casi imposible de creer. ¿Cómo la veo? EEUU no tiene un impuesto federal a las ventas, sólo estatal, y las tasas estatales tienden a ser considerablemente menores a 10%, bajos en comparación con la UE (y, por supuesto, con Perú); me parece que EEUU tendrá un impuesto federal a las ventas o, mejor, al valor agregado. Lástima que sea regresivo vs. el impuesto a la renta.
Lo que llama la atención:
1. Mucho de esto ya lo discutimos al discutir el déficit, pero sigue siendo útil hacer notar que la proyección del crecimiento de la deuda lleva a EEUU a niveles no vistos desde la Segunda Guerra… y esta vez en tiempos de paz y sin planes para calmar esa expansión.
2. Nuevamente, tenemos a los ayayeros que dicen que no importa. Por favor: más deuda significa más pagos de interés y, como EEUU depende de financiamiento externo, esos son recursos que dejan al país. A más deuda, menor crecimiento, pues, y esto ni siquiera tomando en cuenta el efecto sobre las tasas de interés o la voluntad del resto del mundo por financiar el gasto americano; es simplemente el hecho de que esos pagos de interés se van al extranjero.
3. Y, con un déficit del 5%, la única manera de que ese aumento de la deuda sea controlable por el crecimiento del PBI sería si éste fuese al menos 5% nominal (crecimiento real más inflación). La inflación en EEUU normalmente fluctúa en algo más de 2% excepto por los años en los que se dispara el petróleo (3% o un poco más); y una buena tasa de crecimiento está entre 2% y 3%; por lo tanto, si regresamos a los buenos años, es posible creer que el tamaño real de la deuda (porcentaje del PBI) se podría estabilizar en un nivel cercano a 90% del PBI… pero sólo regresando “a los buenos años”; resulta irónico que los que nos dicen que no nos preocupemos de los déficits son los mismos que nos dicen que no hay que temer la inflación y que debemos esperar un crecimiento bien triste… es decir que, en su propia opinión, la deuda real continuará creciendo.
4. Y, como dije antes, esto significa más y más recursos sacados del país para pagar interés afuera, menos recursos para invertir dentro.
5. En resumen: más impuestos en el futuro estadounidense.
Fuente: Semana Economica
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