martes, 9 de septiembre de 2008

Preocupación por gas boliviano

En Argentina y Brasil causa preocupación la amenaza de las regiones opositoras bolivianas de suspender el suministro de gas natural a esos países, en un intento por profundizar las protestas contra el gobierno de Evo Morales.

Corte de carretera en Bolivia
Cinco de las nueve regiones bolivianas realizan una huelga, con bloqueos de carreteras.

Cinco de las nueve regiones bolivianas realizan una huelga, con bloqueos de carreteras a ambas naciones, para exigir que Morales les devuelva más de US$160 millones de un impuesto a los hidrocarburos.

El gobierno traspasó esos ingresos a una renta universal para ancianos y las prefecturas opositoras los reclaman para financiar sus autonomías.

Además, rechazan la nueva Constitución que impulsa el oficialismo, que da más poder a los indígenas y consagra la nacionalización de los recursos naturales.

Los bloqueos, que entraron en su tercera semana, se concentran en la región sureña de Tarija, donde se encuentra la mayor reserva de gas de Bolivia. Allí ha habido amenazas de tomar yacimientos y cerrar sus válvulas.

El ministerio de Hidrocarburos, cuyo titular es ahora Saúl Ávalos tras una serie de cambios en el gabinete, dijo que el gobierno tomó la decisión de militarizar todo el sistema de transporte de gas para garantizar el abastecimiento del mercado interno y externo.

El jefe de las Fuerzas Armadas, el general Luis Trigo, confirmó que los efectivos "están listos para actuar" en caso de la toma de alguna planta gasífera.

Dependencia

Evo Morales y Cristina Fernández
El suministro de gas natural es considerado vital en Argentina en los meses de invierno.

La posibilidad de una interrupción en el suministro de gas natural ha inquietado a Brasil y Argentina, que dependen del hidrocarburo para el funcionamiento de sus industrias, el consumo domiciliario y la generación de energía.

Diariamente, los brasileños reciben más de 32 millones de metros cúbicos (m3) de gas boliviano, mientras que los argentinos obtienen 1,4 millones de m3.

En este último caso, la cantidad es mucho menor a los 7,7 millones de m3 fijados en un acuerdo firmado en 2006 por Morales y el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), pero es considerada vital en los meses de invierno, en los que aumenta marcadamente la demanda de gas.

Asimismo, parte del hidrocarburo que se envía a Argentina es exportado indirectamente a Chile, que lo utiliza para calefacciones hogareñas en las ciudades.

"Sería grave que se interrumpa el flujo de gas boliviano. En Brasil afectaría al cinturón industrial de Sao Paulo y en Argentina a las fábricas y a las viviendas", explicó a BBC Mundo el economista Martín Krause, del Centro de Investigación de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA).

"Ante una situación así, los gobiernos -sobre todo el argentino- se verían en la difícil situación de tener que elegir entre destinar el gas generado localmente al sistema productivo o a los hogares, con el costo político que podría tener una u otra opción".

Perjuicios propios

Lula da Silva y Cristina Fernández
La posibilidad de una interrupción en el suministro de gas natural inquieta a Brasil y Argentina.

Los analistas coinciden en que la amenaza de la oposición boliviana de frenar el suministro del vital hidrocarburo a Brasil y Argentina no sólo perjudicaría a estas naciones y a Chile, sino también a Bolivia.

No es para menos: el país andino obtiene unos US$2.000 millones anuales por exportar gas a sus vecinos.

"Es un aporte significativo que, de mermar, podría significar un importante recorte de los ingresos fiscales y perjudicar la economía", le comentó a BBC Mundo el analista boliviano Carlos Toranzo.

El gobierno de Evo Morales parece ser muy consciente de ello y advirtió que una suspensión en las exportaciones de gas sería "como cortarse las venas", porque -según dijo- los recursos obtenidos por las ventas a Brasil y Argentina "benefician a todos, incluso a las regiones en protesta".

Los observadores creen que la actual situación de incertidumbre en Bolivia alimenta la imagen del país como un proveedor de hidrocarburos "poco confiable".

"Sin duda, aumenta el grado de inseguridad para quienes nos compran gas, que podrían salir a buscar otros mercados", afirmó Toranzo.

"Al mismo tiempo, tanto el clima político como las amenazas de cortar la provisión gasífera y la militarización de las plantas podrían traducirse en una disminución de las inversiones extranjeras en el sector de los hidrocarburos. Al parecer, en este escenario todos salen perdiendo".

Fuente : BBC

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